Ése Trío de directores del Cine de Oro

Cuando en una breve pero importante escena -unos sirvientes marchándose de la casa en la que trabajan justo antes de una gran cena sin motivo aparente- aparece dos veces y podemos verla desde dos ángulos de cámaras distintos ¿Por qué? Por ningún motivo aparente. Hay muchas otras repeticiones a lo largo de la historia, pero no resultan mas sorprendentes que la historia en si. Al prepararse para marcharse una vez concluida la cena, los invitados van encontrando motivos para quedarse un poco más y poco a poco van dándose cuenta de que nadie puede salir de la habitación, a pesar de que la puerta está abierta de par en par. Los días pasan, las provisiones de comida y de agua van menguando, de un armario que sirve de aseo y de otro en que que hay un hombre muerto sales los olores nauseabundos, y nadie consigue entrar en la casa, del mismo modo que los ocupantes no pueden salir. Los invitados, en primer momento tan acicalados, empiezan a sentirse frustrados, después furiosos y finalmente enloquecidos por la situación.
De acuerdo al orden que presentaba la revista, Una familia de tantas (1948) de Alejandro Galindo ocupaba la quinta posición de este listado. Esta película protagonizada por Fernando Soler en el papel de Don Rodrigo Cataño, David Silva como Roberto del Hierro vendedor de electrodomésticos y la hermosísima Martha Roth en el papel de Maru,
Producciones Yanco fue una productora de la década de los sesenta, que en su haber realizo películas como Yanco (1961), Viento Negro (1965), Lo Mediocres (1966), El Escapulario (1966), todas dirigidas por Servando González. Esta última producida en 1966, pero exhibida hasta 1968 fue desde mi gusto la mejor de todas, aunque el cortometraje de Yanco el niño indígena de Xochimilco que aprendiera a tocar el violín me dejo cautivado al verla en mi niñez. Y claro, Viento Negro con David Reynoso otras de mis favoritas que espero darle un espacio mas adelante para alguna reseña. Película de terror filmada en su totalidad en tono sepia o ese es el color que recuerdo, y con la fotografía de Gabriel Figueroa.